El campo, ese sector que alimenta al mundo, se encuentra en una revolución biotecnológica. Los desafíos son inmensos: los costes de producción suben y la demanda de alimentos saludables y ecológicos aumenta sin cesar. En los próximos años veremos como la aceleración en la innovación biotecnológica impulsada por la llamada IA, junto a la conciencia social sobre el sector primario, impulsarán un nuevo avance en el sector agroalimentario, dando lugar a tendencias que prometen revolucionar la forma en que cultivamos y nos alimentamos.
Agricultura regenerativa: sanando la tierra, cultivando el futuro
Hablar de agricultura regenerativa está de moda, especialmente por las principales empresas obtentoras de semillas. Trata de apostar por una agricultura donde el suelo no se agota, sino que se regenera con cada cosecha. Una apuesta donde la biodiversidad prevalece y donde las emisiones de carbono se minimizan. Esa es la promesa de la agricultura regenerativa, un enfoque holístico que busca imitar los procesos naturales para crear ecosistemas agrícolas más resilientes y productivos.
No obstante, la agricultura regenerativa no debe plantearse únicamente bajo parámetros ecológicos, puesto que su implementación resulta factible también en explotaciones convencionales.
Y, ¿qué quiere decir convencional? Pues se refiere a una agricultura donde se suelen utilizar fertilizantes sintéticos, productos químicos y métodos mecanizados con el fin de lograr altos rendimientos en cada cosecha. Esta forma de cultivo suele centrarse en la productividad, y en consecuencia, a veces se la asocia con una menor atención a la biodiversidad o la salud del suelo. Ahora bien, en algunos países europeos y España, la agricultura convencional está evolucionando hacia soluciones que promueven un uso más racional de los insumos.
También se están introduciendo insectos depredadores como parte de la lucha integrada, lo cual reduce la dependencia de pesticidas químicos. El uso de materias activas presentan un perfil más respetuoso con el entorno, y el uso de bioestimulantes fortalecen la resistencia de los cultivos ante condiciones adversas. Estas prácticas buscan mantener la fertilidad del suelo y favorecer la biodiversidad.
Ahora bien, el reto de abastecer a la población mundial exige la búsqueda de un equilibrio: es posible introducir los principios regenerativos en sistemas convencionales sin descuidar la producción necesaria para cubrir la demanda.
La agricultura regenerativa se basa en principios como la mínima labranza, la diversificación de cultivos, la integración de la ganadería y el uso de abonos verdes. Estas prácticas, aplicadas en conjunto, permiten mejorar la salud del suelo, aumentar la capacidad de retención de agua, favorecer la biodiversidad y secuestrar carbono de la atmósfera. Si nuestros antepasados vieran en que hemos convertido la agricultura y como queremos volver al origen, que dirían…
En definitiva, en un mundo que clama por soluciones sostenibles, la agricultura regenerativa se presenta como una alternativa esperanzadora, pero aún no tenemos datos que demuestren su verdadero objetivo.
Polinización sostenible: Abejorros, hoverflies y el poder de la biodiversidad
Los polinizadores, esos pequeños seres que zumban entre las flores, son esenciales para la vida en la Tierra. Su incansable labor de polinización permite la reproducción de innumerables plantas, incluyendo una gran parte de los cultivos que nos alimentan. Sin embargo, las poblaciones de polinizadores están en declive debido a factores como el uso de pesticidas, la pérdida de hábitat y el cambio climático. Ante esta problemática, la incorporación de otros polinizadores naturales, como las hoverflies o sírfidos, también conocidas como moscas de las flores, son una solución eficiente. Estas especies imitan la apariencia de abejas y avispas, pero a diferencia de estas, no pican. Además, son polinizadores muy eficientes, capaces de transportar grandes cantidades de polen y se comportan muy bien en climas tanto templados como cálidos.
Por lo tanto, el uso de hoverflies en la agricultura es una solución innovadora que está ganando terreno. Estos insectos se crían en cautividad (Polyfly®) y se liberan en los cultivos para complementar la polinización natural. Su capacidad de adaptación a diferentes entornos y su resistencia ante plagas y enfermedades los convierten en una alternativa prometedora para asegurar la producción de alimentos.
La polinización sostenible no se limita al uso de otros polinizadores. Esta implica también la diversificación de cultivos, la creación de hábitats para polinizadores o reservorios y la reducción del uso de pesticidas o productos químicos. En definitiva, se trata de apostar por la biodiversidad como motor de una agricultura en armonía con la naturaleza.
Disminución del desperdicio alimentario
En un mundo donde millones de personas pasan hambre, el desperdicio de alimentos es una paradoja inaceptable. Cada año, se estima que un tercio de la producción mundial de alimentos se pierde o se desperdicia, lo que supone un despilfarro de recursos, energía y dinero, además de un grave impacto ambiental. La lucha contra el desperdicio alimentario es una tarea que nos compete a todos. Desde la planificación de la producción hasta el consumo responsable, cada eslabón de la cadena alimentaria tiene un papel que jugar.
Proyectos como Imperfectas®, que buscan revalorizar los productos de segunda categoría y concienciar sobre el consumo responsable, son un ejemplo inspirador. Frutas y verduras «feas» o con pequeñas imperfecciones, que antes se descartaban, ahora encuentran un nuevo hogar en los mercados y en las mesas de los consumidores.
La polinización también es imprescindible para evitar el desperdicio de alimentos, ya que una polinización deficiente genera frutos inmaduros o defectuosos. Empresas como FlitBee® impulsan la monitorización de colmenas de abejorros con el fin de optimizar su rendimiento, sobre todo en las horas más calurosas del día. Esto se debe a que los abejorros detienen su actividad cuando la temperatura supera los 28°C, puesto que permanecen en la colmena para enfriar las larvas ante las altas temperaturas. Pero gracias a las estaciones inteligentes de FlitBee, se mejora el ecosistema a través de sensores y ventilación, de modo que los abejorros pueden seguir trabajando incluso en los momentos más calurosos del día. Como resultado, la polinización alcanza mayor eficacia y se producen frutos de mayor calibre, calidad y uniformidad.
Agricultura consciente: una sociedad centrada en la longevidad y lo saludable
La agricultura ecológica y regenerativa se contempla como una alternativa decisiva para quienes persiguen una vida más longeva y sana basada en alimentos reales. Su importancia reside en la preservación de la biodiversidad y el cuidado de los suelos, puesto que refuerza la riqueza nutricional de los cultivos y fomenta prácticas respetuosas con el entorno. Esta tendencia se vincula a un interés creciente por opciones menos procesadas. Pero esta transformación de la agricultura no es una tarea individual, sino un esfuerzo colectivo que requiere la participación de todos los actores del sector: agricultores, empresas, consumidores, investigadores y legisladores (clase política). La colaboración es clave para construir un futuro alimentario más sostenible.
Probablemente la tecnología y la innovación serán herramientas poderosas que pueden acelerar este proceso. Desde la agricultura de precisión hasta la inteligencia artificial, las nuevas tecnologías ofrecen soluciones para optimizar la producción, reducir el impacto ambiental y mejorar la eficiencia de la cadena alimentaria. En esta misión estamos implicadas la mayoría de las consultoras como Treze Marketing.
Pero esto va más allá de la tecnología. Implica un cambio de mentalidad global, una toma de conciencia sobre la importancia de cuidar la tierra y producir alimentos sostenibles de forma responsable. Un camino hacia una agricultura consciente, donde cada detalle cuenta. Cada decisión que tomamos como consumidores, cada innovación que se desarrolla, cada política que se implementa, nos acerca a un futuro donde la alimentación y la sostenibilidad van de la mano.
¡Súmate al cambio!